Tengo
muchos recuerdos de mi padre y de cómo crecí a su lado en nuestro
departamento junto a las vías del tren elevado. Durante veinte años
oímos el rugido del convoy cuando pasaba por la ventana de su
dormitorio.
De noche, tarde, papá esperaba solo en las vías el tren
que lo llevaba a su empleo en la fábrica, donde trabajaba en el turno
de medianoche.
Esa noche en particular, esperé con él en la
oscuridad para despedirlo. Su rostro estaba triste. Su hijo menor, es
decir yo, había sido reclutado. Le tomarían juramento a la mañana
siguiente a las seis, mientras él estaba en su máquina de cortar papel
en la fábrica.
Mi padre había hablado de su rabia. No quería
que “ellos” se llevaran a su hijo de sólo diecinueve años, que nunca
había bebido o fumado un cigarrillo, a pelear en una guerra en Europa.
Puso sus manos en mis delgados hombros....Ver más
Tengo
muchos recuerdos de mi padre y de cómo crecí a su lado en nuestro
departamento junto a las vías del tren elevado. Durante veinte años
oímos el rugido del convoy cuando pasaba por la ventana de su
dormitorio.
De noche, tarde, papá esperaba solo en las vías el tren
que lo llevaba a su empleo en la fábrica, donde trabajaba en el turno
de medianoche.
Esa noche en particular, esperé con él en la
oscuridad para despedirlo. Su rostro estaba triste. Su hijo menor, es
decir yo, había sido reclutado. Le tomarían juramento a la mañana
siguiente a las seis, mientras él estaba en su máquina de cortar papel
en la fábrica.
Mi padre había hablado de su rabia. No quería
que “ellos” se llevaran a su hijo de sólo diecinueve años, que nunca
había bebido o fumado un cigarrillo, a pelear en una guerra en Europa.
Puso sus manos en mis delgados hombros....Ver más
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