La
Tecnología … maravillosa herramienta que cambió al mundo, y transformó a
las personas en seres mecánicas, virtuales y ausentes. Todo tiene un
límite en la vida y lo importante es que cada uno de nosotros aprenda a
reconocer el límite que tiene ante determinado elemento que el mundo le
ofrece. Ciertamente la tecnología es fabulosa, increíble, genial… pero
si no se le sabe dar un uso adecuado puede
llegar a deshumanizar a las personas. Cómo? Cuándo estas hacen de tal
herramienta la finalidad primordial de su diario vivir. Pero voy a
circunscribirme específicamente en los niños. En pláticas, talleres y
escuela de padres que he impartido es muy común escuchar cuando abordo
el tema de la tecnología y los niños, que “¡Es que ese es el mundo de
ellos!” A lo cual yo respondo enfáticamente: NO! Definitivamente, no
es así! Es una realidad palpable que la tecnología apareció en la era
actual para facilitar infinidad de cosas que las personas realizamos en
la vida. Sin embargo, es necesario que los padres aprendamos a poner un
límite al uso de ésta cuando se trata de los niños. Veo constantemente a
madres que entran a las reuniones de los colegios con los videojuegos
de los hijos en la mano, con la excusa de que “¡Si no se lo traigo, se
muere!” Y me pregunto yo, qué es eso? En qué estamos permitiendo que
nuestros hijos se conviertan? No y rotundamente no es correcto hacer
esto. Somos los padres de familia quienes tenemos la obligación de
orientar a los niños en cuanto al uso adecuado y la importancia LIMITADA
que tienen específicamente los videojuegos, porque los chicos
actualmente ya no quieren jugar al aire libre, correr, brincar,
explorar, inventar, gritar, sudar, y ser felices descubriendo toda
aquella diversión ilimitada que su imaginación es capaz de ofrecerles.
Por favor señores padres y madres de familia, seamos coherentes en el
uso que nuestros hijos le den a estos dispositivos tecnológicos, y
tomémonos el tiempo de enseñarles todo aquello que su entorno les ofrece
para ser felices: la familia, los amigos, el campo, el sol, el viento,
los pequeños bichos debajo de las piedras, los caminitos de tierra, el
arenero, los botes hechos una torre, la increíble capacidad de crear sus
propios juegos … en fin, sólo recordemos cuán felices fuimos nosotros
con tan gratos e inolvidables elementos de juego que nos ayudaron a
crear e imaginar las más grandes fantasías infantiles. Dios los bendiga.
Analida Campos M
— con Psicologia del Dolor, Psicolibros Waslala, Educaciòn Especial Guatemala y Terapeuta de Aprendizaje.
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