Crisis de la edad: cómo y por qué cambia la conducta de los niños
Muchos padres se preocupan si su hijo, hasta hace poco dócil y
cariñoso, es el mismo que de pronto se vuelve terco, desobediente y
llorón. “Me lo han cambiado”, piensan. Pero en realidad es el niño el
que está cambiando. Son las llamadas crisis de la edad, relacionadas la
mayoría de ellas con los cambios que sufre su cuerpo.
Para entenderlas y saber cómo tratarlas hay que saber primero que se
entiende por crisis. Se define como crisis una situación de cambios
debidos a la evolución y desarrollo psicofisiológico de los niños.
Es por tanto un estado temporal con cierta y desorganización
caracterizado por la dificultad del menor para abordar las situaciones
nuevas.
Estas crisis de la edad son necesarias, ya que de otra forma el niño no podría evolucionar, desarrollarse, crecer y madurar.
Es por esto que son positivas, pero hay que saber actuar de manera
correcta. Desdramatizar la situación y tener paciencia son buenas
herramientas para los padres, que no deben olvidar que el niño es el
primero que se siente en disconfort con él mismo.
Esto se debe a que el desarrollo de un niño no es regular. En algunos
momentos cambia de forma lenta y gradual, pero en determinados periodos
se producen “saltos” que son los que llamamos crisis. En estos periodos
su comportamiento cambia, ya que cambian sus hábitos y cualidades
físicas y psíquicas. Su mundo se amplia y sus formas de actuar,
relacionarse y resolver problemas ya no le son útiles, así que busca
nuevas maneras. Pero no es un proceso fácil.
Los
expertos distinguen varias crisis que se producen antes de la mayoría de
edad y que coinciden en casi todos los niños. La primera se produce
alrededor del año y medio. Más tarde, alrededor de los tres se produce
otro. También a los 12 y a los 14 años se producen cambios importantes
que afectan al comportamiento y manera de entender y relacionarse.
Crisis de la edad: cómo y por qué cambia la conducta de los niños
Muchos padres se preocupan si su hijo, hasta hace poco dócil y cariñoso, es el mismo que de pronto se vuelve terco, desobediente y llorón. “Me lo han cambiado”, piensan. Pero en realidad es el niño el que está cambiando. Son las llamadas crisis de la edad, relacionadas la mayoría de ellas con los cambios que sufre su cuerpo.
Para entenderlas y saber cómo tratarlas hay que saber primero que se entiende por crisis. Se define como crisis una situación de cambios debidos a la evolución y desarrollo psicofisiológico de los niños.
Muchos padres se preocupan si su hijo, hasta hace poco dócil y cariñoso, es el mismo que de pronto se vuelve terco, desobediente y llorón. “Me lo han cambiado”, piensan. Pero en realidad es el niño el que está cambiando. Son las llamadas crisis de la edad, relacionadas la mayoría de ellas con los cambios que sufre su cuerpo.
Para entenderlas y saber cómo tratarlas hay que saber primero que se entiende por crisis. Se define como crisis una situación de cambios debidos a la evolución y desarrollo psicofisiológico de los niños.
Es por tanto un estado temporal con cierta y desorganización
caracterizado por la dificultad del menor para abordar las situaciones
nuevas.
Estas crisis de la edad son necesarias, ya que de otra forma el niño no podría evolucionar, desarrollarse, crecer y madurar.
Es por esto que son positivas, pero hay que saber actuar de manera correcta. Desdramatizar la situación y tener paciencia son buenas herramientas para los padres, que no deben olvidar que el niño es el primero que se siente en disconfort con él mismo.
Esto se debe a que el desarrollo de un niño no es regular. En algunos momentos cambia de forma lenta y gradual, pero en determinados periodos se producen “saltos” que son los que llamamos crisis. En estos periodos su comportamiento cambia, ya que cambian sus hábitos y cualidades físicas y psíquicas. Su mundo se amplia y sus formas de actuar, relacionarse y resolver problemas ya no le son útiles, así que busca nuevas maneras. Pero no es un proceso fácil.
Los expertos distinguen varias crisis que se producen antes de la mayoría de edad y que coinciden en casi todos los niños. La primera se produce alrededor del año y medio. Más tarde, alrededor de los tres se produce otro. También a los 12 y a los 14 años se producen cambios importantes que afectan al comportamiento y manera de entender y relacionarse.
Estas crisis de la edad son necesarias, ya que de otra forma el niño no podría evolucionar, desarrollarse, crecer y madurar.
Es por esto que son positivas, pero hay que saber actuar de manera correcta. Desdramatizar la situación y tener paciencia son buenas herramientas para los padres, que no deben olvidar que el niño es el primero que se siente en disconfort con él mismo.
Esto se debe a que el desarrollo de un niño no es regular. En algunos momentos cambia de forma lenta y gradual, pero en determinados periodos se producen “saltos” que son los que llamamos crisis. En estos periodos su comportamiento cambia, ya que cambian sus hábitos y cualidades físicas y psíquicas. Su mundo se amplia y sus formas de actuar, relacionarse y resolver problemas ya no le son útiles, así que busca nuevas maneras. Pero no es un proceso fácil.
Los expertos distinguen varias crisis que se producen antes de la mayoría de edad y que coinciden en casi todos los niños. La primera se produce alrededor del año y medio. Más tarde, alrededor de los tres se produce otro. También a los 12 y a los 14 años se producen cambios importantes que afectan al comportamiento y manera de entender y relacionarse.
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