Libertad y participación, palabras claves a la hora de
fomentar las buenas ideas y la motivación intrínseca en los niños
Hoy en día, cuando los alumnos ya no son oyentes pasivos del
aprendizaje, es necesario hacerlos partícipes de los procesos de enseñanza y
darles mayor libertad de decisión dentro de la estructura educativa en la que
están envueltos. Para que esto pueda suceder en tu clase, te ofrecemos algunas
buenas ideas que te ayudarán a estimular la motivación intrínseca de tus
alumnos y principalmente su creatividad, uno de los motores de cambio en la
actualidad.
1) ¿Cómo evaluar a nuestros alumnos?
Las evaluaciones no deben dar a los alumnos la idea de que
los están premiando o castigando (por ejemplo, sólo poniéndoles una nota que
mida su desempeño en la prueba). La idea es que puedas basar la corrección en
comentarios constructivos que den cuenta de los errores que cometieron, de cómo
mejorarlos y, por supuesto, de lo que hicieron bien. Esto mejora la motivación
intrínseca en vez de apabullarla.
También hazles ver estos errores más que como evidencia de
que están mal, como oportunidad para que pongan nuevamente atención en ese
aspecto, indicándoles que revisen nuevamente esa respuesta para que la mejoren
o avisarles que algo está sucediendo ahí. Si es que todo lo anterior no
resulta, puedes reunirte con el alumno para que conversen respecto de eso que
les confunde y que les está costando aprender.
La autoevaluación
Es importante, también, que los alumnos hagan su
propia evaluación, que sean participantes activos en la revisión de sus
trabajos. Por ejemplo, dejar que el alumno exprese su confusión en la misma
hoja de evaluación, en donde pueda escribir un mensaje comunicándote que cierta
pregunta le causa confusión. Tú, por tu parte, puedes escribir un mensaje de
vuelta diciéndole que se junten más tarde a conversarlo. Esto motiva diversas
cosas en el niño: 1) el alumno aprende a poner atención a su propio
proceso de aprendizaje, 2) toma un rol activo en la resolución de
problemas, 3) se hace una idea clara acerca de cuál es la confusión que
tiene y 4) consigue práctica extra en lectura y escritura mientras
intercambia notas contigo.
Pensar positivo
Si los alumnos tienen baja autoestima respecto de su propio
trabajo, y encuentran en reiteradas ocasiones que lo que hicieron está mal
(convirtiéndose en “pequeños perfeccionistas”); o en el caso de que el alumno
efectivamente tenga muy pocas respuestas buenas en su evaluación, decirle que
hablarán de ese tema y hacer énfasis en lo que consiguió hacer
correctamente Es muy importante que entiendan que no es malo equivocarse,
ya que les ayuda a mejorar y a reforzar su aprendizaje.
Permíteles opinar
No dejar que ellos basen su evaluación en las respuesta que
tú les das. Es decir, si preguntan: “Profesor, ¿está bien?”, en vez de darles
tu opinión podrías responder: “¿Te gustó a ti? ¿qué es lo que mejor encontraste?
¿qué le cambiarías?", especialmente en las materias relacionadas con la
composición y el arte, en donde hay pocos estándares respecto de lo que es
correcto e incorrecto. Además, hacer énfasis en preguntarle: “¿Qué
aprendiste?”, más que “¿Cómo lo hiciste?, e intentar no llamar a las
evaluaciones 'pruebas', ya que los alumnos inmediatamente se hacen una idea
negativa de esta situación.
2) Premios
Los premios pueden hacer que los niños hagan lo que sea por
sacarse una buena nota. Sin embargo, el objetivo se centra en eso y no en el
aprendizaje, lo que disminuye la motivación intrínseca y la creatividad. En vez
de los premios, es mejor que les brindes una sonrisa, una palmadita en la
espalda, una palabra de ánimo o la posibilidad de que muestre su trabajo frente
al curso e incluso darle un pequeño trabajo adicional (que les da la sensación
de que están avanzando un poco más y que están aprendiendo algo nuevo además de
lo que se les pide).
Otro buen premio puede ser darles la oportunidad de que
demuestren el orgullo que tienen por su trabajo frente al curso y que lean sus
más recientes trabajos. Después, puedes reforzar la actividad con un periodo de
comentarios y sugerencias de la clase (intentar que hayan también buenos
comentarios).
Si les das premios tangibles, que sean para premiar un buen
trabajo o la creatividad que hayan demostrado. Eso los llevará a pensar que
deben esforzarse por ser más creativos, por trabajar mejor, en vez de
esforzarse simplemente por conseguir el premio.
3) Elección
Dales a los niños la posibilidad de elegir. Si están en
arte, que elijan los materiales que quieran ocupar. Si están escribiendo, que
elijan acerca de lo que quieren escribir. Es necesario ayudar a los alumnos a
guiar sus metas y estructurar un poco su desarrollo educativo. Sin embargo,
mientras más libertad tengan bajo estas estructuras, más se estará estimulando
su capacidad creativa.
4) Motivar a los desmotivados
Si tus alumnos presentan dificultades en el aprendizaje y no
se adaptan a la clase, es decir, están desconcentrados, conversan o dibujan en
clases sin ponerte atención, o pierden su mirada en lo que la ventana les
ofrece, es una buena idea descubrir sus intereses y aplicarlos al currículum.
Por ejemplo, si el niño es fanático del fútbol y sólo conversa de aquello en
vez de hacer sus trabajos, que su aprendizaje tenga como eje el fútbol. Si
tiene que componer un texto, que lo haga acerca del último partido que vio. Si
es un trabajo artístico, que haga un trabajo con fotos de los mejores jugadores
de la temporada. Si está en matemáticas, que calcule y revise estadísticas de
los partidos, y así también en los otros ramos.
5) Límites y estándares
La reglas de comportamiento son seguidas de mejor manera si
los alumnos ayudan a acordarlas. Es mejor que no se ocupen frases
explícitamente 'controladoras' como: “esto es lo que quiero que hagas” y algo
muy importante: que las llamadas de atención a los alumnos estén basadas en
buenas razones.
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