viernes, 21 de febrero de 2014

Padres: los hijos deben aprender a sufrir.


Padres: los hijos deben aprender a sufrir

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Padres de hoy, febrero 2014 
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La psicóloga Maritchu Seitún aconseja a los padres sobreprotectores en su  libro “Criar hijos confiados, motivados y seguros” (La Nación, Bs. Aires 29/03/2011, Ed. Grijalbo)
Sostiene que los padres han entendido mal lo que significa no ser autoritarios y  han caído en un permisivismo muy dañino. Ahora los padres tienen miedo a sus hijos y a perder su amor si les dicen que “no” a sus antojos. Con ello los  hijos se han convertido en los pequeños reyes de la casa, y los padres, en sus esclavos. Eso no los ayudará a desarrollar la capacidad de esforzarse por un objetivo, de esperar y tolerar la frustración que tanto necesitan para convertirse en personas maduras.
Al satisfacer de inmediato cualquier deseo de los hijos se los cría sin vuelo ni aspiraciones hacia objetivos más elevados, por lo que su máxima aspiración en  la vida es tener un ipod o ir a un concierto de un artista famoso. Los psicólogos y neurólogos están llenos de consultas por chicos ansiosos, que no se pueden frustrar, que no pueden esperar al próximo mes o el próximo año para ver cumplido un deseo. 
Para contener esta cultura de la inmediatez, de tener todo disponible al instante  que produce chicos ansiosos, se requiere que los padres se erijan en modelos y acompañantes del dolor de los chicos que no están acostumbrados a sufrir.
Por ejemplo, si el compañero no quiere jugar con nuestro hijo, es preferible  acompañar su sentimiento con frases como: "Me imagino que debes estar mortificado; ya encontrarás otro amigo con quien jugar”, en vez de decirle “Si  quieres hablaré con su mamá” ó  "Bueno, no importa. Te compro un helado". Hay que trabajar la frustración y dolor del niño de modo que si mañana otro compañero o compañera lo rechaza, tenga los recursos psicológicos para soportarlo. Si no aprenden a sufrir de pequeños, nunca se animarán a alejarse de la protección de los padres -que anulan su sufrimiento-, y se convertirán en  personas dependientes, frágiles, sin autonomía y con baja autoestima,  incapaces de afrontar los dolores que la vida indefectiblemente les presentará.

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