De EDUCACIONENRED.PE
Las denuncias de acoso sexual en el Metropolitano
no son un incidente aislado. Hay una cadena de violencia que termina
incluso en muerte. Las cifras son escalofriantes: 10 feminicidios por
mes, 9 de cada 10 víctimas de violencia familiar sexual y trata de
personas menores de 18 años son mujeres (M. de la Mujer, M. del Interior
2012-13).
La violencia de género también tiene rostro de niña: 66% de víctimas de violencia familiar y sexual, 77% de víctimas de violación y 50% de víctimas de trata, son niñas y adolescentes. Sin embargo los indicadores oficiales señalan que no existe discriminación de género en la escuela ¿Qué ocurre, entonces? ¿Los niños se transforman de repente en seres violentos cuando son adultos? ¿Puede la escuela lavarse las manos?
Las niñas están matriculadas pero no están sentadas en el aula en condiciones de igualdad. Viven, estudian y crecen en un ambiente de subordinación y vulnerabilidad. Son sometidas en el hogar, acosadas en la calle, y luego en la escuela esto continúa. Soportan continuas burlas en razón de su sexualidad y enfrentan situaciones peligrosas. "Muchas de nosotras sentimos miedo de quedarnos a solas con algún profesor por temor a que se den situaciones incómodas como de acoso sexual... las mujeres sí sentimos ese miedo... no es justo que nos sintamos inseguras en nuestra propia escuela" (Josselyn, estudiante líder, Lima). El tema de la violencia es solo la punta de un iceberg, ya que en la escuela los estereotipos de género gozan de muy buena salud. La vida escolar es una carrera de obstáculos para las niñas, que tienen que enfrentar bajas expectativas sobre sus aprendizajes en ciencias, acostumbrarse a no ser nombradas en los textos y lenguaje; asumirse como subsidiarias en la historia, constreñir sus movimientos y asertividad para no ser censuradas; trabajar el doble en sus tareas para presentarlas con orden y pulcritud que no se exige a los varones; esforzarse para poder participar en el aula ya que los docentes privilegian las intervenciones de los chicos. "Nos dicen que somos iguales, pero la verdad es que no vivimos en una igualdad. No nos sentimos iguales. Nos lo dicen pero no es verdad" (Angela, estudiante líder, Lima).
La discriminación de género está instalada en la escuela y no se va a extinguir por sí sola. Cimienta violencia y requiere de políticas específicas para erradicarla. La Red de Educación de la Niña y UNICEF han planteado 4 políticas de Igualdad de Género en Educación. 1) Cese de violencia y acoso sexual a niñas y adolescentes, educación sexual, atención intersectorial a la salud y sexualidad de las niñas y servicios higiénicos diferenciados por sexo. 2) Culminación oportuna de la secundaria de las niñas. 3) Igualdad de género en el proceso educativo con materiales educativos no discriminatorios, estímulo a su liderazgo y maestros formados en enfoque de género. 4) Gestión educativa con enfoque de género con indicadores, metas, responsables y rendición anual de cuentas.
La violencia de género también tiene rostro de niña: 66% de víctimas de violencia familiar y sexual, 77% de víctimas de violación y 50% de víctimas de trata, son niñas y adolescentes. Sin embargo los indicadores oficiales señalan que no existe discriminación de género en la escuela ¿Qué ocurre, entonces? ¿Los niños se transforman de repente en seres violentos cuando son adultos? ¿Puede la escuela lavarse las manos?
Las niñas están matriculadas pero no están sentadas en el aula en condiciones de igualdad. Viven, estudian y crecen en un ambiente de subordinación y vulnerabilidad. Son sometidas en el hogar, acosadas en la calle, y luego en la escuela esto continúa. Soportan continuas burlas en razón de su sexualidad y enfrentan situaciones peligrosas. "Muchas de nosotras sentimos miedo de quedarnos a solas con algún profesor por temor a que se den situaciones incómodas como de acoso sexual... las mujeres sí sentimos ese miedo... no es justo que nos sintamos inseguras en nuestra propia escuela" (Josselyn, estudiante líder, Lima). El tema de la violencia es solo la punta de un iceberg, ya que en la escuela los estereotipos de género gozan de muy buena salud. La vida escolar es una carrera de obstáculos para las niñas, que tienen que enfrentar bajas expectativas sobre sus aprendizajes en ciencias, acostumbrarse a no ser nombradas en los textos y lenguaje; asumirse como subsidiarias en la historia, constreñir sus movimientos y asertividad para no ser censuradas; trabajar el doble en sus tareas para presentarlas con orden y pulcritud que no se exige a los varones; esforzarse para poder participar en el aula ya que los docentes privilegian las intervenciones de los chicos. "Nos dicen que somos iguales, pero la verdad es que no vivimos en una igualdad. No nos sentimos iguales. Nos lo dicen pero no es verdad" (Angela, estudiante líder, Lima).
La discriminación de género está instalada en la escuela y no se va a extinguir por sí sola. Cimienta violencia y requiere de políticas específicas para erradicarla. La Red de Educación de la Niña y UNICEF han planteado 4 políticas de Igualdad de Género en Educación. 1) Cese de violencia y acoso sexual a niñas y adolescentes, educación sexual, atención intersectorial a la salud y sexualidad de las niñas y servicios higiénicos diferenciados por sexo. 2) Culminación oportuna de la secundaria de las niñas. 3) Igualdad de género en el proceso educativo con materiales educativos no discriminatorios, estímulo a su liderazgo y maestros formados en enfoque de género. 4) Gestión educativa con enfoque de género con indicadores, metas, responsables y rendición anual de cuentas.
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