Los psicólogos demuestran que el nivel de ingresos es inversamente proporcional a la solidaridad social.
Basándose en material documental sólido y verificable, el psicólogo estadounidense Daniel Goleman indica que la ubicación y poder social son un factor decisivo que influye en los modelos del comportamiento social.
Un experimento en esta área realizado por especialistas en psicología social de la Universidad de Ámsterdam y la Universidad de California
pone en evidencia la proporción inversa entre el poder social y la
empatía: los participantes del experimento que tenían menos ingresos,
más atención e interés ponían en los problemas de otras personas,
mientras que los 'ricos' se caracterizaban por la indiferencia y la poca
compasión hacia su próximo.
Goleman indica
que los psicólogos tienen la explicación para este comportamiento:
mientras que los ricos pueden contratar ayuda, los que tienen pocos
recursos materiales son más propensos a valorar sus activos sociales.
"Esto
tiene profundas implicaciones para el comportamiento de la sociedad y
las política públicas. Sintonizar con las necesidades y los sentimientos
de otra persona es un requisito previo a la empatía, que a su vez puede
conducir a la comprensión, preocupación y, si las circunstancias lo
regieren, la acción correcta y compasiva", recalca el psicólogo.
Goleman
explica que el aumento de la desigualdad y la profundización de la
distancia social es el motivo básico del "déficit de empatía", que puede
llevar a la 'atomización' de la sociedad, mientras que en el mundo
contemporáneo, cada vez más desigual, "la reducción de la brecha
económica puede ser imposible sin abordar la brecha de la empatía",
concluye el experto.

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