viernes, 11 de octubre de 2013

JARDIN



Había una vez un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos felices y satisfechos.

Pero había un árbol muy triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era.

El manzano le decía: - Te falta concentración. Si realmente lo intentas, podrás dar sabrosas manzanas. Mírame a mí y verás qué fácil es.

Pero el rosal le decía: - No hagas caso. Es más sencillo tener rosas. Mira qué hermosas son.

Y el árbol intentaba concentrarse y hacer lo que le sugerían y no lograba nada y se sentía frustrado.

Un día, entró en el jardín un búho y, al ver su desesperación, le dijo:


Había una vez un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos felices y satisfechos.

Pero había un árbol muy triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era.

El manzano le decía: - Te falta concentración. Si realmente lo intentas, podrás dar sabrosas manzanas. Mírame a mí y verás qué fácil es.

Pero el rosal le decía: - No hagas caso. Es más sencillo tener rosas. Mira qué hermosas son.

Y el árbol intentaba concentrarse y hacer lo que le sugerían y no lograba nada y se sentía frustrado.

Un día, entró en el jardín un búho y, al ver su desesperación, le dijo:

- No te preocupes, tu problema no es tan grave, no imites a los demás, trata de ser tú mismo. Escucha tu voz interior.

- ¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo?

Y, por fin, sintió su voz interior que le decía:

- Tú nunca darás manzanas, porque no eres un manzano.

Jamás florecerás, porque no eres un rosal.

Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso para dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Tienes una gran misión, cúmplela.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo; y a partir de ese día, nunca más volvió a estar triste, sintiéndose feliz cada vez que algún ave venía a cobijarse bajo sus ramas o cuando algún viajero buscaba sombra a sus pies.

De esta manera, fue respetado y admirado por todos y se sintió feliz.

Así que ya sabes. No te desanimes nunca por tus fracasos.

El único fracasado es el que se da por vencido. - No te preocupes, tu problema no es tan grave, no imites a los demás, trata de ser tú mismo. Escucha tu voz interior.


- ¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo?


Y, por fin, sintió su voz interior que le decía:


- Tú nunca darás manzanas, porque no eres un manzano.


Jamás florecerás, porque no eres un rosal.

Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso para dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Tienes una gran misión, cúmplela.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo; y a partir de ese día, nunca más volvió a estar triste, sintiéndose feliz cada vez que algún ave venía a cobijarse bajo sus ramas o cuando algún viajero buscaba sombra a sus pies.

De esta manera, fue respetado y admirado por todos y se sintió feliz.

Así que ya sabes. No te desanimes nunca por tus fracasos.

El único fracasado es el que se da por vencido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario