sábado, 29 de marzo de 2014

Escuela Para Padres Mi hijo es un malcriado ¿cómo lo castigo?

Mi hijo es un malcriado ¿cómo lo castigo?

Nada es más agotador y estresante que tener en casa un niño malcriado. Pero como primer paso aclararemos a qué nos referimos con ser “malcriado”:

1. Es un niño incapaz de obedecer una indicación.
2. Es un niño que no tiene capacidad para postergar y detenerse.
3. Es un niño que siempre busca que sus deseos se cumplan inmediatamente.
4. Es un niño que no puede funcionar en equipo.
5. Es un niño que no ha incorporado en su mente la idea de que en el mundo existen otras personas y debe construir una vida con ellas.
6. Es un niño que maltrata a los demás.

Bien, estas son las principales características pero debemos tener en cuenta que  las mismas no se han adquirido de un momento a otro, sino que son producto de la manera en que el niño se ha relacionado con el mundo, con sus padres y con su familia.

Este pequeño no ha desarrollado una inteligencia afectiva y emocional. Constantemente presenta conductas inadecuadas, es decir conductas que no hacen resonancia con las circunstancias o el entorno.

Por lo general, es una criatura que ha aprendido que puede ir por la vida haciendo lo que quiere y no le importa los castigos ni las amenazas porque sabe que el placer “de hacer lo que le place” es superior al castigo.

Este pequeño malcriado ha logrado encontrar cuáles son los puntos débiles de sus padres, sabe cómo sacarlos de sus casillas y luego manipularlos para que de esta forma pierdan su ley y autoridad.

En la gran mayoría de casos, este niño tiene un papá y una mamá inconsistentes, es decir que por un lado aplican una política rígida de disciplina; pero por otro, el pequeño ha encontrado la manera de no respetar los límites, haciendo que sus padres se sometan a su deseo.

También es importante señalar, que la tarea de criar un hijo es compleja y en muchos momentos se necesita la disciplina. Hay que ayudarlo a entender que el que manda en casa son los padres y que no se negocia esa autoridad. El problema empieza cuando esta autoridad está sostenida en agresiones, gritos, falta de escucha y una actitud prepotente por parte de los progenitores.

Muchos niños malcriados son el reflejo de una profunda soledad, suelen ser víctimas de agresiones o de padres que nunca les enseñaron los límites con firmeza y amor.

Si bien es cierto que un hijo pequeño hará cosas inadecuadas, también es cierto que si la corrección llega acompañada de sentido común, claridad en los límites, firmeza y proporción en el castigo, posibilidad de reflexión, espíritu de enmienda por parte del niño, actitud comprensiva de los padres luego de la reparación, este hijo no tiene porqué volverse un malcriado, por el contrario gozará y disfrutará de aprender; y buscará el amor y la aceptación de sus padres reconociendo la ley que estos ponen.

Existen diferentes formas de disciplinar a un niño. Muchos padres lo hacen así:

- Castigos previstos. Es cuando el niño ha sido advertido de lo que le sucederá si hace una determinada acción .Son las consecuencias desagradables que aguardan como respuesta a una conducta inaceptable determinada.

- Castigos imprevistos. Son las reglas o actitudes que se aplican sin previo aviso. Son consecuencias desagradables que se otorgan ante conductas indeseables que ha cometido tu hijo. Este tipo de castigo trata de evitar que se repita la conducta.

- Castigos con oportunidades. Quizás sea el más razonable. Se ofrece un castigo ante determinada conducta, pero se concede la oportunidad de rectificar en dos ocasiones antes de recibirlo.
Muchos padres se la pasan gritando, humillando y presionando a su hijo, con lo cual su palabra, su voz y su ley terminan siendo desvalorizados a los oídos del pequeño, y es allí donde este decide que ya no le importa lo que sus progenitores piensen. Por esto es que los padres deben tener en cuenta que:
- El castigo debe ser proporcionado a la conducta. ( No pegar)
- Buscar castigos relacionados con la conducta que se quiere modificar pero ni humillar ni maltratar al niño.
- Procurar que el castigo se acepte como algo merecido y se entienda que ayudará a mejorar.Escuela Para Padres
Mi hijo es un malcriado ¿cómo lo castigo?

Nada es más agotador y estresante que tener en casa un niño malcriado. Pero como primer paso aclararemos a qué nos referimos con ser “malcriado”:
1. Es un niño incapaz de obedecer una indicación.

2. Es un niño que no tiene capacidad para postergar y detenerse.
3. Es un niño que siempre busca que sus deseos se cumplan inmediatamente.
4. Es un niño que no puede funcionar en equipo.
5. Es un niño que no ha incorporado en su mente la idea de que en el mundo existen otras personas y debe construir una vida con ellas.
6. Es un niño que maltrata a los demás.
Bien, estas son las principales características pero debemos tener en cuenta que las mismas no se han adquirido de un momento a otro, sino que son producto de la manera en que el niño se ha relacionado con el mundo, con sus padres y con su familia.
Este pequeño no ha desarrollado una inteligencia afectiva y emocional. Constantemente presenta conductas inadecuadas, es decir conductas que no hacen resonancia con las circunstancias o el entorno.
Por lo general, es una criatura que ha aprendido que puede ir por la vida haciendo lo que quiere y no le importa los castigos ni las amenazas porque sabe que el placer “de hacer lo que le place” es superior al castigo.
Este pequeño malcriado ha logrado encontrar cuáles son los puntos débiles de sus padres, sabe cómo sacarlos de sus casillas y luego manipularlos para que de esta forma pierdan su ley y autoridad.
En la gran mayoría de casos, este niño tiene un papá y una mamá inconsistentes, es decir que por un lado aplican una política rígida de disciplina; pero por otro, el pequeño ha encontrado la manera de no respetar los límites, haciendo que sus padres se sometan a su deseo.
También es importante señalar, que la tarea de criar un hijo es compleja y en muchos momentos se necesita la disciplina. Hay que ayudarlo a entender que el que manda en casa son los padres y que no se negocia esa autoridad. El problema empieza cuando esta autoridad está sostenida en agresiones, gritos, falta de escucha y una actitud prepotente por parte de los progenitores.
Muchos niños malcriados son el reflejo de una profunda soledad, suelen ser víctimas de agresiones o de padres que nunca les enseñaron los límites con firmeza y amor.
Si bien es cierto que un hijo pequeño hará cosas inadecuadas, también es cierto que si la corrección llega acompañada de sentido común, claridad en los límites, firmeza y proporción en el castigo, posibilidad de reflexión, espíritu de enmienda por parte del niño, actitud comprensiva de los padres luego de la reparación, este hijo no tiene porqué volverse un malcriado, por el contrario gozará y disfrutará de aprender; y buscará el amor y la aceptación de sus padres reconociendo la ley que estos ponen.
Existen diferentes formas de disciplinar a un niño. Muchos padres lo hacen así:
- Castigos previstos. Es cuando el niño ha sido advertido de lo que le sucederá si hace una determinada acción .Son las consecuencias desagradables que aguardan como respuesta a una conducta inaceptable determinada.
- Castigos imprevistos. Son las reglas o actitudes que se aplican sin previo aviso. Son consecuencias desagradables que se otorgan ante conductas indeseables que ha cometido tu hijo. Este tipo de castigo trata de evitar que se repita la conducta.
- Castigos con oportunidades. Quizás sea el más razonable. Se ofrece un castigo ante determinada conducta, pero se concede la oportunidad de rectificar en dos ocasiones antes de recibirlo.
Muchos padres se la pasan gritando, humillando y presionando a su hijo, con lo cual su palabra, su voz y su ley terminan siendo desvalorizados a los oídos del pequeño, y es allí donde este decide que ya no le importa lo que sus progenitores piensen. Por esto es que los padres deben tener en cuenta que:
- El castigo debe ser proporcionado a la conducta. ( No pegar)
- Buscar castigos relacionados con la conducta que se quiere modificar pero ni humillar ni maltratar al niño.
- Procurar que el castigo se acepte como algo merecido y se entienda que ayudará a mejorar.

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