Mi hijo es un malcriado ¿cómo lo castigo?
Nada es más agotador y estresante que tener en casa un niño malcriado.
Pero como primer paso aclararemos a qué nos referimos con ser
“malcriado”:
1. Es un niño incapaz de obedecer una indicación.
2. Es un niño que no tiene capacidad para postergar y detenerse.
3. Es un niño que siempre busca que sus deseos se cumplan inmediatamente.
4. Es un niño que no puede funcionar en equipo.
5. Es un niño que no ha incorporado en su mente la idea de que en el mundo existen otras personas y debe construir una vida con ellas.
6. Es un niño que maltrata a los demás.
Bien, estas son las principales características pero debemos tener en
cuenta que las mismas no se han adquirido de un momento a otro, sino
que son producto de la manera en que el niño se ha relacionado con el
mundo, con sus padres y con su familia.
Este pequeño no ha
desarrollado una inteligencia afectiva y emocional. Constantemente
presenta conductas inadecuadas, es decir conductas que no hacen
resonancia con las circunstancias o el entorno.
Por lo general,
es una criatura que ha aprendido que puede ir por la vida haciendo lo
que quiere y no le importa los castigos ni las amenazas porque sabe que
el placer “de hacer lo que le place” es superior al castigo.
Este
pequeño malcriado ha logrado encontrar cuáles son los puntos débiles de
sus padres, sabe cómo sacarlos de sus casillas y luego manipularlos
para que de esta forma pierdan su ley y autoridad.
En la gran
mayoría de casos, este niño tiene un papá y una mamá inconsistentes, es
decir que por un lado aplican una política rígida de disciplina; pero
por otro, el pequeño ha encontrado la manera de no respetar los límites,
haciendo que sus padres se sometan a su deseo.
También es
importante señalar, que la tarea de criar un hijo es compleja y en
muchos momentos se necesita la disciplina. Hay que ayudarlo a entender
que el que manda en casa son los padres y que no se negocia esa
autoridad. El problema empieza cuando esta autoridad está sostenida en
agresiones, gritos, falta de escucha y una actitud prepotente por parte
de los progenitores.
Muchos niños malcriados son el reflejo de
una profunda soledad, suelen ser víctimas de agresiones o de padres que
nunca les enseñaron los límites con firmeza y amor.
Si bien es
cierto que un hijo pequeño hará cosas inadecuadas, también es cierto que
si la corrección llega acompañada de sentido común, claridad en los
límites, firmeza y proporción en el castigo, posibilidad de reflexión,
espíritu de enmienda por parte del niño, actitud comprensiva de los
padres luego de la reparación, este hijo no tiene porqué volverse un
malcriado, por el contrario gozará y disfrutará de aprender; y buscará
el amor y la aceptación de sus padres reconociendo la ley que estos
ponen.
Existen diferentes formas de disciplinar a un niño. Muchos padres lo hacen así:
- Castigos previstos. Es cuando el niño ha sido advertido de lo que le
sucederá si hace una determinada acción .Son las consecuencias
desagradables que aguardan como respuesta a una conducta inaceptable
determinada.
- Castigos imprevistos. Son las reglas o actitudes
que se aplican sin previo aviso. Son consecuencias desagradables que se
otorgan ante conductas indeseables que ha cometido tu hijo. Este tipo de
castigo trata de evitar que se repita la conducta.
- Castigos
con oportunidades. Quizás sea el más razonable. Se ofrece un castigo
ante determinada conducta, pero se concede la oportunidad de rectificar
en dos ocasiones antes de recibirlo.
Muchos padres se la pasan gritando, humillando y presionando a su hijo, con lo cual su palabra, su voz y su ley terminan siendo desvalorizados a los oídos del pequeño, y es allí donde este decide que ya no le importa lo que sus progenitores piensen. Por esto es que los padres deben tener en cuenta que:
- El castigo debe ser proporcionado a la conducta. ( No pegar)
- Buscar castigos relacionados con la conducta que se quiere modificar pero ni humillar ni maltratar al niño.
- Procurar que el castigo se acepte como algo merecido y se entienda que ayudará a mejorar.
Muchos padres se la pasan gritando, humillando y presionando a su hijo, con lo cual su palabra, su voz y su ley terminan siendo desvalorizados a los oídos del pequeño, y es allí donde este decide que ya no le importa lo que sus progenitores piensen. Por esto es que los padres deben tener en cuenta que:
- El castigo debe ser proporcionado a la conducta. ( No pegar)
- Buscar castigos relacionados con la conducta que se quiere modificar pero ni humillar ni maltratar al niño.
- Procurar que el castigo se acepte como algo merecido y se entienda que ayudará a mejorar.
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